Fotos de diversos autores protagonistas de esta pequeña historia
La Reclamación
Plaza en un pueblo costero,
el sol aprieta, estamos en el primer día de verano, ni una nube para contrastar
en un nítido cielo azul.
En esa Plaza Mayor, se concentra
una gran afluencia de público: Autóctonos, turistas y visitantes, todos deambulan
tocados por el calor, en busca de una buena sombra que les acoja.
Las terrazas, con sus toldos
y sillas patrocinadas, invitan a sentarse al fresco, para degustar un aperitivo al mediodía,
bien acompañado por los amigos.
En una mesa, unos forasteros,
con una media de edad, que sus canas eleva bastante, discuten con una camarera
malcarada.
Unos turistas observan la
escena, sin entender de qué hablan, aunque por los gestos algo interpretan.
Aparece una patrulla de
agentes municipales, con las prisas de quien se sabe siempre esperado, avisados para mediar los ánimos entre las dos partes y obligar
al jefe del local, a poner la hoja de reclamación a disposición de los
clientes que se sienten estafados.
Así, mientras cada uno de los
miembros de la patrulla se dirige a uno de los grupos litigantes, el resto de los
clientes miran extrañados la escena.
Al cabo de un largo rato, tras
ser rellenada la susodicha hoja por cada parte, los forasteros abandonan el local, con cara de
no haber sido entendidos.
El público vecino, sigue degustando
su refrigerio sin inmutarse.
Algo más tarde, en una casa de
ambiente rural, unos olivos hacen de testigos silenciosos, en una soleada
mañana, del encuentro de varios amigos en el jardín de entrada.
Día caluroso, algunos van de
calle y otros vestidos de baño.
-
¡Hola!
-
¿Qué tal la
travesía con la lancha?
-
¡Hola!
-
Sí, eso.
-
¿Cómo ha ido?
- ¡Guay! ¡Una
pasada! Hemos ido hasta donde están cercados los atunes y luego nos hemos
bañado en alta mar.
-
Después os
pasamos las fotos. Si no hay fotos no hay acto a celebrar.
Si eso, veamos las fotos. Luego las intercambiamos.
Si eso, veamos las fotos. Luego las intercambiamos.
- Con la brisa de
navegar, no hemos pasado nada de calor y luego con un chapuzón fantástico,
menos.
-
Nos ha dejado
como nuevos.
-
El agua estaba
fresquita.
-
Vale. ¡Genial!
- Aunque aquí, ha
sido una cosa más discreta.
-
Hemos ido a
comprar y a tomar un aperitivo al pueblo.
-
¿Y qué tal?
-
¡Fatal!
-
¿Y eso?
-
¿Si que os ha
pasado?
-
Bueno nada grave.
-
No nada.
-
Nada bueno.
-
Sólo qué nos han
intentado timar.
-
Así, tal cual.
-
Cómo lo oís.
-
Sí, hemos acabado llamando a la policía.
-
¡No jodas!
-
¿Qué ha pasado?
-
Que a la hora de
pagar nos han cobrado de más.
-
Y ¡Claro! Hemos protestado.
-
Bueno, lo normal.
-
¡Ya! Pero no veas
cómo se ha puesto la camarera.
- La tía refunfuñando
que ella sabía muy bien lo que nos había servido y nosotros claro éramos unos
aprovechados, intentando estafarle.
-
Sí eso, unos
muertos de hambre. Y a mí eso no me lo dice nadie.
-
Bueno, bueno,
explicad
-
Sí,vale,cuenta,
cuenta.
-
¿Qué ha pasado?
-
¿Cómo ha sido?
- Pues eso, que la tía
se ha puesto borde y tras la protesta, al final nos devolvía el importe de una
caña, pero faltaba el de una jarra.
- Y cómo estábamos
en la mesa esperando, sin movernos para irnos, se ha puesto a airear el tema a
voz en grito.
-
En vez de
intentar solucionarlo.
-
Al final, por maleducada, le hemos pedido la hoja.
-
Sí, eso, la hoja
de reclamaciones.
-
Y va la tía y nos
dice que esperemos sentados.
-
¡Ostras!
-
Lo que oyes.
-
Que ella no se
ocupa de eso. Y llamará al jefe.
-
Entonces va éste
y le suelta, que va a llamar a la poli.
-
No veas cómo se
ha puesto.
-
A la tía
vocinglera sólo se le ocurre decir, que ya puede llamar a quién quiera y si
quiere ya llama ella a la poli.
- La cosa se ha ido
caldeando. Intentaba provocar para que salieran en su defensa.
-
Supongo que
pretendía que alguien la apoyara.
-
Sí, pero su compañera
ha escurrido el bulto.
-
Sí, no le ha hecho
ni caso.
-
No, si es que estaba como un cencerro.
-
Sí, de los de
atar.
-
Sí, total que al final hemos tenido que esperar.
-
¡Casi una hora!
-
Los “mossos” han
confundido el pueblo.
-
Hartos de
esperar, hemos vuelto a llamar.
- Sí, encima por
similitud de nombres, con el de otra comarca, se habían equivocado.
- Al final cuando
se han aclarado, nos han dicho que llamáramos
a la policía local, la municipal.
-
Total, vuelve a
llamar, vuelve a explicar y sigue esperando.
- Con la llegada
del dueño, no se ha aclarado nada, daba la razón a la camarera y hasta que no
han venido los municipales no ha sacado la hoja de reclamación.
-
Todo con no muy
buenas maneras y en ningún momento
disculpándose por el follón montado, ni el trato vejatorio.
-
Todo muy
desagradable.
-
Sí, menos mal que
mientras hemos ido a comprar.
- Sí, él, ha preferido
aprovechar mientras. Yéndose a comprar
al súper de al lado.
-
Yo he salido más
tarde, le he ido a buscar para ayudarle con las cosas,
- Y nosotros, pues
nada esperando dentro, que al menos había aire acondicionado.
-
Hasta la llegada
del dueño, que no ha solucionado nada y luego la poli, que al ser del pueblo y
nosotros forasteros; pues se han limitado a cumplir y listos...
-
Sí, a comprobar que rellenáramos la hoja cada
uno su parte y ya está.
-
¿Y el dinero?
-
Eso ya estaba
solucionado, nos lo habían dado antes.
-
Sí, al final la
tipa ha puesto en la barra el importe completo,
con lo de la jarra también.
-
Eso sí, protestando
y enseñando la libreta de notas, que cuando hemos pedido no llevaba.
-
¡No! ¡Es verdad!
Lo ha retenido de memoria.
- ¡Mal, claro! Cómo se ha podido ver.
- ¡No se os puede
dejar solos!.
-
Si eso, nosotros
tan ricamente bañándonos en el mar y vosotros liándola por una cervezas.
-
Es que yo no
tolero que me insulten y me llamen muerto de hambre.
-
A parte de que
estaba todo muy malo.
-
Sí, encima eso.
Una porquería.
- Ya de entrada
hemos devuelto unos buñuelos que estaban congelados por dentro, los ha vuelto a
traer tras recalentarlos.
-
Sí, y uno que estaba mordido, seguía en el plato.
-
Y el pulpo estaba
saladísimo
-
¡Un desastre!
-
Vaya, venga,
hagamos un aperitivo como dios manda
-
Sí, “porfa”.
-
¿Tienes hojas de
reclamaciones?
Lo que tengo es
una tranca.
- La palmera, desde su
altura, mira erguida y silenciosa, dejándose mecer por la brisa, la misma que, poco a poco, va
calmando los ánimos de los presentes, sonrientes ante la fideuá que prepara el anfitrión .
Nota: Si vais por L’Ametlla de Mar, ojo con uno de los
locales con terraza que hay en la Plaza Catalunya. Un “Trago” puede resultar
muy caro. La experiencia puede ser muy desagradable, y desmerece totalmente un
pueblo, donde el nivel gastronómico y de atención al cliente es muy bueno.
Sarrià, 26 Junio 2017