Día de la Hispanidad

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He declarado en casa día no festivo. Dándome libertad personal para seguir con mis actividades habituales, evidentemente para evitar conflictos sindicales, dejaré de escribir otro día, acordado con ellos.

Es una fiesta que no me va ni me viene y no tengo ninguna Pilar a mano para festejar nada, hoy.

En cuanto a todo lo demás, considero qué estaban muy tranquilitos en América, con los indios jugando con sus cosas, cuando fuimos a quitarles los juguetes y a darles otras reglas del juego.

Encima no nos lo agradecieron bastante y nos echaron, sin contemplaciones y de malas maneras, bueno en realidad ellos no, porque quedaron pocos, pero si nuestros descendientes más espabilados.

Estoy ilusionado, igual salgo en la tele y todo, cuando vengan a comunicarme vía citación judicial, que tengo que cumplir con la fiesta preceptiva, del “Día de la raza”, “Día de la Hispanidad” “Día del ejército” y “Día de la Patrona de España”

Ahí es nada, yo tranquilamente en mi casa, obligado a no hacer nada, ni una triste línea de esa novela inacabada, que va camino de ser como una sinfonía que todo el mundo  interpreta a su aire. ¿Cómo está inacabada?… Pues eso.

Cuando he venido al Ateneu, lo he hecho dando un rodeo, no fuera caso que me confundieran con alguno de los asistentes a los actos que por la Plaza Catalunya, deben de estar programados a mayor gloria del estatus quo actual.

Ya sé que mi situación personal debe de importar poco o nada al resto de la población, pero saliendo por la tele la cosa cambiaría un montón, podría robarle plano a la delegada del gobierno en funciones, supongo, qué está muy ocupada vigilando a todo aquello que se le ocurra estar abierto en tan magna fecha.

Por cierto. Y los ¿badulakes?

Barcelona, 12 Octubre 2016.