Una
película nacida con un objetivo muy concreto, cargada de buenas intenciones y
que condiciona mucho dar una opinión.
Hablando
puramente desde el punto de vista cinematográfico, es una película normal, del
montón, por así decirlo, previsible, en una historia que no da pie a ninguna dificultad
de comprensión.
Para
algunos, muchos, incluso un panfleto buenista, donde todo es bastante
previsible y cuyo mensaje pseudo religioso, puede herir a las almas sensibles.
Pero,
siempre hay un pero, la obra va más allá de la típica historia de chico conoce
a chica, chica no quiere, chico se aparta, aparece un ángel y …
O
niña desahuciada, más fresca y sabidilla imposible, que da una lección de vida,
a todos los que la rodean.
O
cura desengañado, que recupera sus creencias, tras una crisis mortal.
O,
lo más difícil, un ser con un poder extraordinario que no quiere aceptar.
El
protagonista, puro desastre personal, jugador y mujeriego, endeudado y
perseguido, acepta in extremis un viaje, como vía de escape.
A
partir de aquí se van sucediendo una serie de cosas, que dejas pasar, aunque no
comulgues mucho con lo que vas viendo venir.
Es
una historia simpática, la chica es mona y el chico sabes que le has de cogerle
cariño.
El
cura es bueno, porque es gordo, y todos lo son.
El
pariente que lo rescata de su desastrosa vida y le propone algo aparentemente difícil
de asumir, es lo suficientemente misterioso, para hacerte la cosa intrigante.
La
niña, es imposible de creer, nadie a las puertas de la muerte, puede ser tan
coherente y preocupado por la vida de los demás. ¿Oh sí?
En
fin, una película, con la intención de recaudar fondos para ayudar a la lucha
contra el cáncer infantil, merece todos nuestros respetos e ir a verla cuanto
antes.
Se
pasa un rato entretenido, tiene situaciones divertidas y sales con una sonrisa
en la boca.
Sarrià,
20 Febrero 2017.