CYRANO

CYRANO
Teatro Borras
Lluis Homar

Un clásico de teatro francés, al que se puede recurrir las veces que haga falta, pues para eso es un clásico. Esas obras que siempre están de actualidad.

Con una presentación minimalista, la escenografía es de lo más escueto, ambientada en un centro de esgrima, por eso de la cosa de justificar el uso de armas blancas y demostrar las grandes habilidades de su protagonista. 

Capaz de superar a todos sus rivales, menos enfrentarse ante una mujer, al pesar en demasía su complejo, ante un apéndice nasal, soberbio.

En realidad, la obra nos muestra el triunfo de la palabra, del verso, de la escritura en definitiva, sobre todo lo demás.

Por eso cuantos menos artilugios nos despisten de la función, mejor.

Un Homar, realmente fantástico, se hace dueño y señor, del escenario, para eso es el protagonista y el texto es de los que permiten lucirse, siempre y cuando tengas tablas suficientes para ello y vaya si las tiene.

Es importante lo que se dice y cómo se dice, la modulación utilizada en cada momento es sumamente importante y ahí radica la diferenciación entre un grande, de la de un simple recitador de textos.

La obra, ejecutada de un tirón, no pierde en ningún momento el climax, lo cual hace que el estallido de aplausos al final sea del todo merecido, para todos, protagonista y acompañantes, dirección, escenografía y música. (Excepcional como siempre Silvia Pérez Cruz).

Sólo me resta decir que disfruté con la obra y su interpretación, lo suficiente, como para recomendarla sin dudas de ningún tipo.

Sarrià, 18 Febrero 2018.