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viernes, 30 de octubre de 2020

Un Garbeo por la Selva

 

Fotos de I.C.C. de J.C.P y del autor 

 

UN GARBEO POR LA SELVA 

 


Visita a una comarca con mucho encanto por mostrar.

 


Nuestro lugar de alojamiento y centro de partida, estuvo situado en Can Vila Turisme Rural, en el hermoso  pueblo Sant Julià del Llor (Girona).

 



Un pueblo partido en dos, situadas a una buena distancia una parte de la otra, carrer Vell y carrer Nou, para que quede todo claro, fruto de una riada que provocó grandes desgracias en el lugar.

 


Con la consabida ermita en lo alto, para contemplar y disfrutar del paisaje y ver el pueblo aún más chiquito. 




Esta estancia y el recorrido por sus tierras, nos ha permitido acercarnos a lugares desconocidos o ya olvidados de nuestras vidas anteriores.

 


Como todo sitio que se precie tiene detalles de otros pasos y otras culturas asentadas en tiempos pasados.

 

 


Incluso los romanos dejaron sus obras en recuerdo de pragmático paso por el lugar.

 


Además hicimos una pequeña escapada por la capital de una comarca vecina. 





 


De todo lo que vimos lo que más nos impresionó, paisajísticamente hablando, fue el macizo del Far, tanto al verlo mientras nos acercabamos, como luego al subirlo y finalmente una vez arriba, con las maravillosas vistas que nos proporcionó.

 


 

¡Una pasada! 




 

Barcelona, treinta de octubre 2020 

 

 







         El autor en sus años mozos

domingo, 18 de octubre de 2020

EL FAR

 

Fotos del autor y de I.C.C.



EL FAR 

 

Excursión a un peñasco importante, de esos que te miras con respeto; que domina con altivez sobre todo su entorno geográfico, permitiendo mostrarnos desde su altura, unas espectaculares vistas de su entorno.

 

Imagen obtenida de Internet

Seguramente es uno de los sitios de Catalunya que permite unas mejores panorámicas paisajísticas.

 


A lo lejos se ve el embalse de Susqueda, término municipal al cual pertenece administrativamente.




Para acceder a él de forma respetuosa, hace falta hacerlo andando desde Sant Martí de Sacalm, a donde habremos llegado desde Amer, por una carretera sinuosa de unos nueve kilómetros.

 


Una vez aparcado el vehículo, hay que disponerse para una ascensión continuada sin apenas lugares de descanso.



Atravesando un frondoso bosque de los que invitan a la imaginación a desvelar secretos de sitios encantados.

 


Lo que parece una pista rural, pronto se convierte en un camino pedregoso en el que vamos viendo nuestro lugar de destino; siempre imponente, dominando en plan colosal nuestra pequeña envergadura.



A medida que vamos subiendo, el camino se estrecha y las piedras siguen dificultando el paso tranquilo.

 



Luego llegamos ante una inmensa piedra que nos muestra dos posibilidades de ruta: la suave, para ascender con pocos sobresaltos llegando a la ermita de “Santa Anna”, o la corta, para subir más rápidamente por la vía directa y que nos deja más cerca del Santuario de “La Mare de Déu del Far”.



En cualquier caso, es una ascensión por un camino tapizado por hojas, atravesando un bosque umbrío, en el que la solar luz otoñal apenas se percibe.

 


Una vez arriba, cualquier dificultad o duda sufrida en momentos anteriores, queda olvidada y dada por buena, ante la plenitud de los paisajes expuestos ante nuestra mirada.

 


Estando todo cerrado con motivo de la pandemia, sí pudimos, no obstante acceder al interior del Santuario.

 


El descenso, con las mismas dificultades, pero en menos tiempo, nos permitió recuperar sensaciones de cuando éramos unas cabras locas sueltas por los bosques.

 



Gracia, 18 octubre 2020