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JAZZ CLASS
Fundació Catalana Jazz Clássic
CASA ORLANDAI
LAS MIL CARAS DEL JAZZ
Hay tardes noches que salen redondas, cómo cuando te presentas en un Casal del barrio, donde hay un sin número de actividades, entre las que hay una, que me motiva lo suficiente como para procurar no perdérmela nunca, pues nunca fallan.
Periódicamente, practicamente una vez al mes, ofrecen una sesión de jazz, en una pequeña sala de actos, en las que deben de caber, bien hermanadas una cincuentena de personas, quizás sesenta, si aparte del hermanamiento hay cariño.
Estos conciertos están liderados, por algunos componentes de la formación La Locomotora Negra, con invitados de otros grupos o solistas del mundo del jazz.
Sería lo que normalmente consideramos una jazz sesión, un montón de gente subida al escenario, dando rienda suelta a su sapiencia en el dominio de un instrumento, improvisando dentro de las pautas de una pieza de música, en la que el ritmo lo transmitimos todos los asistentes con palmas y pateos.
El grado de confraternización entre los músicos y el público es muy alto, al estar muy próximos a ellos que apenas caben en el escenario, estando el piano abajo y a veces alguno de los jazzman también.
Por la hora, aunque el de ayer fue un poco más tarde de lo habitual, el centro en que se hace y el tipo de música, la afluencia de gente joven, es muy escaso, lo cual es una lástima, pues el jazz es una música viva que transmite precisamente esas ganas de vivir.
El concierto fue un paseo por los diversos estilos del jazz, incluyendo sus fuentes como son el blues y el gospel. Pasando luego a la época de las Big-Bands, sobretodo en New Orleans, luego el jazz sube hacia el norte, siguiendo el curso del gran río Mississipi.
Es cuando la música se va consolidando hasta llegar a Chicago, e ir incorporando más elementos musicales como la batería, a medida que el jazz pasa a ser tocado en locales cerrados. Es aquí donde se incorporan músicos blancos al nuevo estilo que pronto pasa a New York. Donde aparecen las grandes orquestas.
Cuando el jazz llega a Europa, en su plena época dorada en los USA, aparece el Gipsy Swing de la mano de músicos como Django Reinhart.
Con la segunda guerra mundial, y su posterior escasez natural, la cosa declina un poco, desapareciendo las grandes orquestas, pero quedando los pequeños conjuntos tocando en las cavas.
Es muy importante, como fue el caso en esta presentación, la buena entente entre los diversos músicos, acompañados de un cantante en algunas de las piezas, cómo disfrutan, bromean, y compiten entre ellos, en los solos, esa energía positiva se comunica al público, que es cuando disfrutamos de lo lindo con el concierto.
La verdad es que salimos de la sala, con la euforia contagiada para poder tener ánimos, de ir a celebrarlo con una buena cena, cosa que hicimos inmediatamente en un local cercano, el
Canet donde suelen atendernos con el mismo espíritu visto en el concierto.
Sarrià, 2 Febrero 2018