En solidaridad con la apuesta de Sara en su protesta contra los abusos de Blogger que ya se prolongan demasiado en el tiempo, me adhiero a su campaña mostrando aquí su comunicado en mi espacio.
Como en la vida misma
Aynss, me gusta mucho esa frase, que yo desconocía antes de empezar a bloguear y la usan con frecuencia del otro lado del charco.
Todavía no pierdo mi capacidad de sorprenderme y me alegro...
Pues, como en la vida misma, en los blogs, hay igual que en mi barrio, en mi ciudad, en México, en el mundo, en cuanto a personas, de todo todito, como en botica. Porque los que blogueamos, somos los mismos.
En esto hay:
Quienes se dan cuenta y solo lloriquean entre dientes, donde nadie les oiga, para no comprometerse.
Quienes publican cosas muy lindas y en cambio como personas, son negativas, traidoras, hipócritas a lo que mucho profesan. Esto es muy triste comprobarlo.
Quienes no se meten en ningún problema, por algún trauma, referente a las represalias por rebelarse. (Es que también cada uno hemos vivido historias de todas las vicisitudes imaginables) Y solo aceptan lo establecido.
Personas muy conservadoras, capaces de ver impertérritos cualquier injusticia ajena, creyendo que jamás les va a llegar el mal, ni como efecto secundario o colateral. Porque ellos tienen su vida segura y resuelta.
También los hay que no se dan cuenta de nada... que los problemas siempre son de otros, no de ellos. Y cuando les quieres convocar para resolver un problema común y que también ellos tienen, dicen: suerte, que resuelvas tu problema, yo no lo tengo.
Y los que no se dan cuenta de que no se dan cuenta.
Peeero, gracias a Dios, también hay gente muy capaz, proactiva y siempre dispuesta a que las cosas mejoren.
¡Como en la vida misma!, el mundo sigue funcionando por la gente que todavía confía en que todo se puede mejorar. Que no se cansan de picar piedra cada vez.
Les agradezco mucho a cada uno de esos amigos que se sumaron a hacer saber a los señores de Google que su sistema de blogs está bastante deficiente, porque lo han dejado abandonado y en ello, a nosotros.
Yo voy a insistir en contactarlos, hasta que me atiendan. Llevo dos años buscándolos vía telefónica. Y me responde un robot que "no hay quien atienda que llame después." O al menos hasta que pueda sentirme satisfecha de no haber aceptado que soy un número más, en un mundo absolutamente impersonal, que es donde estamos, porque hemos permitido que nos desunan y despersonalicen.
No, señores y señoras, yo todavía creo que la comunidad se puede recuperar y también el ser humano, latiente, sentimental, empático, solidario, amoroso, simple y sencillamente, porque yo sigo siendo así, a pesar de miles de pruebas, desencantos y tentaciones. Y estoy segura de que algunos de ustedes también.
Fuerte abrazo a quienes me quieran como yo los quiero.
Sara O. Durán